Des del equipo Coachee os presentamos una herramienta llamada «La escala del hambre». Dicha herramienta nos ayuda a trabajar nuestro auto-conocimiento alimentario y a detectar las señales que nos indican si tenemos apetito o si estamos saciados.
Primero de todo deberíamos diferenciar los 2 tipos de hambre que podemos experimentar: la fisiológica y la emocional.
La hambre fisiológica se presenta cuando hace algún tiempo que no comemos nada, el estómago está vacío o empieza a estarlo y nuestro cerebro se encarga de enviar señales para que sepamos que tenemos necesidad por comer.
Mientras que el hambre emocional es una sensación de apetito que provoca nuestro cuerpo frente a alguna emoción o sentimiento, como por ejemplo: tristeza, rabia, aburrimiento o estrés.
Escucha tu cuerpo y aprende a detectar tu grado de hambre y de saciedad con la ayuda de la siguiente escala:
Puedes descargar la herramienta aquí: herramienta – escala-del-hambre
Toma este listado y puntúa del 1 al 10 en que grado de hambre – saciedad estás en todas las comidas del día, tanto antes como después.
La situación ideal sería puntuarnos en un 4 antes de comer (inicio de la sensación del hambre) y llegar a un 6 después de comer (sensación de comodidad tras la comida ingerida).
También es aceptable empezar a comer con un 3 (hambre moderada, necesidad de comer algo) y terminar en un 7 (plenitud pero con una satisfacción cómoda).
Recomendamos evitar bajar del 3 y subir del 7. Si llegamos a un apetito excesivo resulta muy complicado llevar a cabo una elección saludable, podemos experimentar esa sensación de descontrol alimentario y tras comer sentirnos demasiado llenos.
Si nos sentimos mal a nivel corporal y emocional, fácilmente se podrán despertar emociones negativas tales como la culpa o la vergüenza. De igual modo procura evitar puntuarte con un 5 (neutral), ya que si te quedas con la sensación de que podrías comer un poco más puede provocarte apetito al poco tiempo.
En algunas ocasiones tenemos mucha hambre entre horas, pudiendo provocar que comamos de forma totalmente compulsiva. Este ejercicio nos puede ayudar a detectar si nuestra planificación alimentaria es correcta, es decir, si las horas previas a comer compulsivamente hemos comido adecuadamente y hemos experimentado sensación de saciedad.
Podemos confundir la hambre fisiológica con la emocional fácilmente, sobretodo se da en aquellos casos que durante el día se ingiere muy poca cantidad de alimentos, por ejemplo en los casos de no desayunar o comer muy poco al mediodía, por debajo de nuestras necesidades. Al final del día, al llegar a casa y al relajarnos el cuerpo nos pide lo que no ha comido durante el día.
En muchos casos donde hablamos de ansiedad por comer, las causas suelen ser debidas a una incorrecta pauta nutricional.
Puede ayudarte a tomar conciencia de que quieres cambiar si elaboras de un diario alimentario:
Elabora tu propio Diario Alimentario (Descárgate la herramienta)
Este sería el primer paso a trabajar el hambre emocional, hay que descartar que no sea hambre fisiológica mal gestionada. De no ser así recomendamos que te pongas en contacto con tu Dietista-Nutricionista o Coach.